El coronavirus nos ha cambiado la vida en todos los sentidos. El confinamiento al que todos nos hemos visto abocados y el parón de la actividad económica en la práctica totalidad de los sectores es algo que nunca antes había vivido y que tiene consecuencias económicas, sociales y psicológicas de las que probablemente se hablará e investigará mucho durante la próxima década.
Teletrabajar parece fácil. Al fin y al cabo, si en tus tareas diarias tenías un ordenador como medio para producir, y ahora tienes el ordenador en casa, es solo un cambio de “hábitat”.
Sin embargo, aquellos que han tenido que pasarse al teletrabajo obligados por la situación sin un entrenamiento previo han visto que no es así.
Por ello hoy queremos hacer una pequeña guía con consejos desde diferentes puntos de vista para ayudar a aquellos que es la primera vez que ejecutan sus funciones en remoto, partiendo de las recomendaciones de los que llevan buena parte de su carrera haciéndolo.
Puede sonar a tópico, pero es realmente la clave de que el teletrabajo no se convierta en una jornada completamente improductiva en la que se pierde la noción de cómo se ha perdido tanto tiempo.
Por ello, si antes tenías una hora de levantarte, una para desayunar, otra para ir al trabajo y otras tantas más para estar delante de tu ordenador en tu puesto de trabajo, ¿por qué ahora no es así?
Más allá de que se pierden las rutinas porque se han cambiado los hábitos, así como relajado las obligaciones para con el reloj, hay algunos robatiempos que también afectan a los teletrabajadores y que, en muchos casos, no están siendo ni siquiera conscientes por ser unos novatos del trabajo en remoto:
No es buena idea recordar la lavadora, el lavavajillas o cualquier otra tarea de casa en jornada laboral.
De hecho, al hacerlo y levantarse a ello acabarás en un bucle en el que no estás ni a una cosa, ni a la otra. Y la sensación al final del día será que no sabes cómo se te ha ido de ese modo el tiempo.
Tener a los niños en casa, y sobre todo que no puedan salir puede presentar un verdadero desafío para los padres. En realidad, encontrar el modo de conciliar es casi un reto imposible.
Sin embargo, toca ser creativos, e intentar compaginar tu trabajo con el tiempo en el que están con los deberes, ponerles entretenimiento online (hay cientos de soluciones actualmente en la web) mientras tú trabajas cerca para mantenerlos bajo control, o aprovechar el tiempo en el que aún duermen a primera hora de la mañana se plantean como las opciones que mejor funcionan.
Probablemente los que tienen perros hayan descubierto su salvoconducto para ir a la calle. Sin embargo, de lo que se habla menos es de cómo ese cambio de rutinas por los horarios ha influido en ellos. Puede que ahora que estás siempre en casa quiera jugar más o los paseos deban ser más, al haberse acortado en tiempo. Incluso puede que los comportamientos destructivos hayan revivido su época de cachorro.
En este caso, hay que re-educarlos, y eso puede restar tiempo de productividad. Recuerda que los animales funcionan con rutinas muy marcadas. Hacerlo poco a poco ayuda a no desesperar y que el teletrabajo vaya desarrollandose mejor día a día.
Sin embargo, pasar toda la carga de la adaptación a los trabajadores no es positivo. De hecho, en estos días de teletrabajo obligado, ya se han visto algunas quejas de las que las empresas deberían tomar buena nota:
Si la tesis de que en reuniones se perdía mucho tiempo y que muchas de ellas podían obviarse, o simplemente reducirse era un clásico, ahora se han sustituido por videollamdas y reuniones virtuales. Al final, la solución al problema pasa por plantear las mismas estrategias que se exigían antes, una buena organización de las mismas y dejar de pecar de presencialismo, obviamente ahora orientado al presencialismo digital.
Muchos objetivos se fijan partiendo de la base de que el equipo comparte espacio y, por ende, está en constante comunicación. En el teletrabajo no es así, y al menos mientras todo el mundo se acostumbra y se hacen hábitos las comunicaciones constantes a través de medios telemáticos, hay que replantear ese tipo de objetivos de manera realista.
Las cuestiones técnicas empiezan a estar mayoritariamente resueltas y existen cada vez más herramientas que facilitan el teletrabajo. Sin embargo, en algunos casos siguen siendo un problema al que solo la empresa puede dar solución y que dificulta sobremanera la efectividad de la actividad en remoto.
Está claro que no ha sido fácil una adaptación al trabajo en remoto apresurada y sin planificación previa. Sin embargo, son muchas las personas que llevan años trabajando de esta manera, y conocen las ventajas de este método. Otras tantas las descubren ahora, tras esa adaptación inicial. La transformación digital hace posible que empresas y trabajadores continúen activos ante una amenaza para la que nadie estaba preparado. Y el ahorro de dinero en transportes, dietas, oficinas enormes, sumados al ahorro de tiempo en desplazamientos y lo positivo que esto resulta para el medioambiente es más que probable que lleve a un cambio de paradigma cuando todo esto pase. Eso sí, si la digitalización era clave antes del coronavirus, tras él, ya es un asunto que debe haber sido resuelto de manera efectiva.
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